Me faltó tiempo.
Tanto que te quise decir. Tanto que deseaba abrazarte. Tantos momentos que faltaron compartir.
Duele entender que el tiempo corre y no espera a nadie. Duele tanto pensarte, entender que ya no estas, que no volveré a escuchar tu voz. Perderte fue y será siempre muy difícil de aceptar.
Lo que hubiese dado por verte más animada. Por verte sonreír una vez más, para saber que no estabas sufriendo. Como me hubiese gustado poder cambiar tu sentir, que tu respuesta cansada se convirtiera en una risa acogedora.
Esa sonrisa piadosa que con ternura aliviaba cualquier angustia. Siempre fuiste una luz en mi vida, la que brillaba con más fuerzas. Pero ahora solo me queda disfrutar de lo hermoso que es volver a verte en cada amanecer.
Dedicado a mi abuela, Nelly Nogales.