Veinticinco vueltas.
Si caminaste el sol veinticinco veces o más,
tenés que saber que en cada vuelta...
Fuiste más audaz
porque no te detuviste jamás.
Fuiste más capaz
porque así llegaste hasta dónde estás.
Fuiste más sincera
porque dejaste que cada lagrima fluyera.
Fuiste una guerrera
porque derrotaste cualquier barrera.
Fuiste más valiente
porque solo miraste pal frente.
Fuiste más consciente
y lograste que cada minuto cuente.
Porque en cada vuelta
fuiste más inquieta,
pero completa.
Pues cada vuelta te enseñó a comprender
que todavía te falta más por aprender,
lugares por recorrer,
y almas por conocer.
Por esta, y por las que vengan.